Países como Tailandia, Japón, India, Vietnam y Corea del Sur encabezan el ranking de los destinos gastronómicos más valorados de Asia según el informe anual de World Food Travel Association.
Las rutas del curry, las clases de sushi, los tours por huertas urbanas y las experiencias callejeras con guías locales se volvieron productos altamente comercializables y de bajo impacto estacional.
Ciudade como Bangkok, Seúl y Hanói ofrecen circuitos gourmet que combinan historia, mercado y plato, mientras que regiones como Kerala, Osaka o Hoi An ganan protagonismo como destinos “slow food” para aprender técnicas tradicionales, recolectar ingredientes y preparar platos típicos con cocineros locales. El concepto de experiencia sensorial total está en el centro de la propuesta.
Japón lidera el segmento premium, con experiencias como cenas kaiseki, maridajes con sake artesanal y recorridos por izakayas y restaurantes de ramen auténtico. En contraste, Vietnam y Tailandia se posicionan como destinos más accesibles pero igual de sofisticados, donde los sabores se mezclan con relatos, costumbres y hospitalidad.
La búsqueda de alimentación saludable, la curiosidad por lo exótico y el deseo de reconectar con los sentidos explican el auge de este tipo de viajes, que crecen especialmente entre viajeros de 30 a 55 años, con intereses culturales y alto consumo digital. El turismo de bienestar, la medicina ayurvédica, la fermentación y las dietas tradicionales completan la propuesta.
Para los operadores turísticos argentinos, el turismo gastronómico en Asia representa una oportunidad de oro para diseñar paquetes experienciales, viajes temáticos y programas combinados con clases, visitas a productores y degustaciones guiadas. Las alianzas con escuelas de cocina y chefs locales permiten ofrecer productos diferenciados y memorables.
