Se me caen las lágrimas al mirar y escuchar este relato de Óscar Quaglia, admiré y admiraré a Cayetano Silva para siempre.
A la vuelta de casa se levanta la Escuela que lleva su nombre, dónde tantas veces fuimos, con el cónsul uruguayo de turno, a conmemorar la vida de este "prócer" olvidado y luego reconocido tardía pero justamente en la ciudad santafesina que lo vio florecer: Venado Tuerto.
Fue una muestra viviente e inequívoca de la historia común que unió culturalmente a los Pueblos Libres.
Su música trascendió todas las fronteras y mostró al mundo una genuina obra gestada en el corazón de la Liga Artiguista.
La marcha de San Lorenzo le puso acordes a la batalla de San Lorenzo, una quimera que se transformó en victoria por la valentía y estrategia del General San Martin, de Yapeyú y el oriental Capitán Justo German Bermúdez, de la Villa de Maldonado.
"Tras los muros sordo ruido que resuena de corceles y de acero" uno por derecha y otro por izquierda arremetieron con sus hombres y emboscaron al Ejército Realista que sucumbió ante esos valientes granaderos a caballo.
El Sargento Juan Bautista Cabral desparramó su sangre en el campo de la gloria, para que San Martin pudiera comenzar escribir la historia de los pueblos libres de América del Sur, Junto a Manuel Belgrano y José Gervasio Artigas.
Cayetano Silva le puso emoción a una rica historia común entre argentinos y uruguayos, que perdurará por siempre.