Tras dos años de fronteras cerradas y un plan de reapertura en cuatro fases que se implementó en octubre de 2021, el gobierno tailandés disolvió su Centro de Administración de la Situación del COVID-19 (CCSA) derogando las regulaciones, anuncios y órdenes emitidas desde 2020 en relación a la pandemia.
Las autoridades sanitarias de Tailandia ya no consideran al Covid como una "enfermedad transmisible peligrosa" porque ahora está calificada como "patología ransmisible bajo vigilancia".
Desde el pasado 1° de julio, para ingresar a Tailandia había que presentar una prueba de vacunación o resultado negativo de prueba de antígenos en las 72 horas siguientes al viaje. Así concluyó el sistema de registro Thailand Pass que exigía a los extranjeros demostrar que estaban inmunizados o que no tenían Covid, dos requisitos que ya quedaron eliminados.
Además, el consejo de ministros tailandeses aprobó la ampliación del periodo de estadía de 45 días, si están más de 30, para los turistas procedentes de destinos con derecho a exención de visado, y a 30 días, a partir de los 15, para los que tienen derecho a un visado a la llegada (VOA). Por el momento, todas estas medidas regirán hasta el 31 de marzo de 2023.
Las autoridades turísticas de Tailandia estiman que, si continúa el flujo de viajeros procedentes del exterior, en 2023 llegarían a diecinueve millones de visitantes extranjeros que dejarían muy atrás los escasos 400.000 que arribaron el año pasado aunque no representaría ni la mitad de los cuarenta millones que arribaron en 2019 cuando no habían irrumpido los contagios masivos de coronavirus.
El jefe gubernamental Prayut Chan-o-chao también aprobó el cronograma de acciones del TAT para impulsar el turismo interno bajo el lema 365 días de la increíble Tailandia: viajes todos los días.
Según datos oficiales, hasta poco tiempo antes de la pandemia desatada a inicios de 2020, Tailandia era la novena nación más visitadas a nivel global por detrás de potencias turísticas como Francia, España, Estados Unidos, China, Italia, Turquía, México y Alemania.
Una vez que concluyó el aislamiento social obligatorio preventivo, desde enero hasta octubre pasado ingresaron unos 400.000 viajeros del exterior, un flujo que luego se cortó abruptamente debido a las normas restrictivas que se instauraron ante la nueva ola de la variante Ómicron.