A través de una conferencia de prensa, el portavoz de la cancillería china Wang Wenbin explicó que la eliminación de las pruebas anti-coronavirus fue impulsada por el ministerio de relaciones exteriores para reactivar el turismo receptivo cuyo ingreso de divisas es una fuente importante de su Producto Bruto Interno (PBI).
Como uno de los antecedentes más recientes, a comienzos de enero pasado, China quitó la exigencia de cuarentena para los ciudadanos extranjeros que arribaban al país.
Al mismo tiempo, las autoridades chinas incrementaron gradualmente la lista de países a los que sus habitantes pueden viajar incluyendo a la Argentina y, luego en abril, se eliminó el requisito de presentar PCR al entrar al país.
Durante tres años, el gobierno chino impuso medidas para combatir la pandemia que relegaron su otrora condición de potencia turística como país receptor e incluso fuente emisora.
Su cierre total de fronteras provocó que se dejaran de remitir varios tipos de visado y que sólo se permita el ingreso a China a sus ciudadanos y un grupo limitadísimo de extranjeros, quienes estaban obligados a permanecer catorce días en cuarentena adentro un hotel designado por las autoridades sanitarias.
En 2019, previo a la irrupción de la pandemia de coronavirus, China integró el Top-10 mundial de los países más receptores de turismo gracias a recibir a 66 millones de viajeros procedentes del exterior. Este número supera en 2.800.000 personas a las visitas internacionales de la temporada anterior, constituyendo un alza del 4,45%.
Además, estos visitantes extranjeros generaron un ingreso de divisas de 40.000 millones de dólares por consumo de productos y servicios chinos que representa el 21% de todos los ingresos turísticos internacionales del extremo Oriente – Asia.