Vicepresidente de marketing de TAT para toda la zona asiática y sur del Pacífico, Thanet Phetsuwan, aseveró que la situación actual impide una demanda similar a la alcanzada en los años previos a la irrupción del coronavirus, a diferencia de mercados más prometedores.
Según el experto turístico, tras el levantamiento de las restricciones de viaje en la región y los turistas de Vietnam, Malasia, Camboya y Singapur comenzaron viajar sin cuarentena, Tailandia recibió a lo largo de 2022 un estimado de 800.000 visitantes del sudeste asiático.
El representante de la TAT también destacó que las agencias de viajes hindúes ya lanzaron campañas de difusión y promociones de ventas para recorrer a Tailandia que, de acuerdo a las proyecciones iniciales, aportaron medio millón de viajeros de la India.
“Alrededor de 1,5 millones de turistas de mercados de corta distancia están a nuestro alcance pero aún queremos tener al menos cinco millones de llegadas de un total de diez millones este año.”, señaló Thanet adelantando los planes de la TAT.
El gobierno de Tailandia lleva adelante una política pública para posicionarse como un destino turístico hospitalario con los visitantes extranjeros musulmanes que constituyen un mercado en constante crecimiento y que disponen de un alto poder adquisitivo que generan ingresos de divisas.
A través del Departamento de Turismo (DoT), las autoridades tailandesas se unieron con el sector empresarial privado de su país para elaborar una serie de medidas y propuestas en ciudades como Bangkok, Chiang Mai y Krabi.
Las cadenas hoteleras se ofrecieron a instalar salas específicas para rezar al mismo tiempo que el sector gastronómico propuso cocinar platos típicos de la cocina halal.
Según datos oficiales, hasta poco tiempo antes de la pandemia desatada a inicios de 2020, Tailandia era la novena nación más visitadas a nivel global por detrás de potencias turísticas como Francia, España, Estados Unidos, China, Italia, Turquía, México y Alemania.
Una vez que concluyó el aislamiento social obligatorio preventivo, desde enero hasta octubre pasado ingresaron unos 400.000 viajeros del exterior, un flujo que luego se cortó abruptamente debido a las normas restrictivas que se instauraron ante la nueva ola de la variante Ómicron.