Recomendados para los adeptos al trekking, estos caminos brasileros conducen hasta el árbol jequitibá rosa de cuarenta metros de altura más seis de diámetro al que se calcula una antigüedad de ochocientos a mil años que lo convierten en uno de los más longevos de un país que sufre la devastación forestal y el uso indiscriminado de la madera.

En declaraciones formuladas a la agencia internacional de noticias EFE, el gerente de proyectos de la fundación Grupo Boticario, Thiago Valente, señaló que esta región cercana a Río de Janeiro se erige como destino ecoturístico para fomentar iniciativas de impacto positivo en las comunidades locales y la red hotelera.

Especialista en proyectos sostenibles en la zona, Valente destacó la reserva ecológica de Guapiaçú donde una vieja hacienda ganadera fue reforestada con más de 720.000 árboles y ahora ofrece un gran vivero con diversas especies nativas de flora y fauna como carpinchos, patos, cormoranes y garzas que atraviesan los senderos señalizados.

Se sugiere visitar los miradores y, para pernoctar, hay una posada sumado a un centro de investigación biológica que congrega a estudiantes de todo Brasil. Esta reserva ecológica preserva las especies que perdieron su hábitat y aporta seguridad hídrica en esta zona que es una de las principales fuentes de agua de Río de Janeiro.

Los manglares y las cascadas también son preservados dentro de la red de senderos de la Bahía de Guanabara y que forman parte del Camino de la Mata Atlántica. Sobresale una senda gigantesca de 4.000 kilómetros que une Río Grande do Sul, en el sur de Brasil, hasta Río de Janeiro.

La arteria de caminos pasa por montañas, bosques, territorios indígenas, playas e islas de cinco estados, uniendo un centenar de unidades de conservación ambiental. Otro remanso de naturaleza en la zona es el Área de Protección Ambiental (APA) de Guapimirim, considerada como una de las mejor preservadas del país.

Donde sus manglares conservan todavía características semejantes a las del periodo colonial. Uno de los espectáculos naturales es el vuelo de los biguatingas o patos agujas y los delfines grises cazando enjambres de peces.

Entre los atractivos históricos de Guapimirim figuran la centenaria capilla de San Francisco de Croará que inició las expediciones jesuitas en Brasil en el siglo diecisiete. También hay rastros de la compañía ferroviaria más antigua de América Latina, inaugurada en 1854.