Situada en el estado norteamericano de Arizona, Mesa implementó una serie de medidas para evitar la sobrecarga sensorial, los ruidos, las variaciones en la alimentación e interrupción de la rutina para crear un ámbito confortable para todos más allá de los neurotípicos.
Esta problemática puede ser resuelta con formación específica que le abra las puertas de la industria de los viajes a quienes sufren algún trastorno cognitivo.
Un estudio elaborado por Autism Travel, dependiente de la Junta Internacional de Credenciales y Estándares de Educación Continua (IBCCES en inglés), reveló que sólo el 13% de las familias con miembros autistas salen de vacaciones mientras el 87% restante opta por no viajar a ningún lado debido la dificultad y el estrés que les representa.
En la actualidad, más de una decena de oficinas de turismo y destinos norteamericanos tienen o están trabajando para ser Centros de Autismo Certificados como Visalia y Palm Spring en California; High Point en North Carolina más Toledo en Ohio.
En la cuidad de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, también hay centros certificados en tratamiento turístico de las personas autistas.
El programa de certificación demanda capacitación anual y recertificación para garantizar que los empleados se mantengan actualizados sobre las últimas prácticas de accesibilidad y herramientas neuroinclusivas.
En el Museo de Historia Natural de Arizona se incorporó una guía de impacto sensorial de diferentes galerías a la que se puede acceder online o a la entrada de cada sala. Por ejemplo, la guía califica a Dinosaur Hall con un cinco sobre diez en estimulación sensorial sonora, un tres a la vista, dos en tacto y solo uno en olfato y gusto.
Este tipo de guías ayudan a las familias a planificar las rutas correctas a través del museo encontrando áreas tranquilas previamente designadas si la sobreestimulación se convierte en un problema.