Entrevistado por el medio de prensa correntino Momarandu, el funcionario confirmó que las playas de la capital provincial continuarán abiertas durante el resto del otoño e invierno.
“La temporada alta abarca del 1° de octubre al 30 de abril pero más allá de esos siete meses tenemos abiertas tres playas en la capital correntina con Arazaty 1; Molina Punta y Malvinas II que pet-friendly porque se entrar con mascotas como perros y gatos”, explicó Braillard Poccard.
Consultado sobre los servicios balnearios, detalló que las tres playas estarán abiertas de 8 a 20 horas con todos los servicios de seguridad, guardavidas, baños, limpieza y protección policial.
“La ciudad de Corrientes tiene una de las costaneras más bellas de la Argentina”, aseguró el secretario municipal, quien ponderó la hospitalidad de los residentes locales como plus adicional al paisaje natural e infraestructura de la capital provincial.
Con relación al contexto actual, el funcionario opinó que Corrientes se va posicionando como un destino nacional de relevancia para el turismo de eventos.
“Este año seremos sede de un congreso de cirujanos al que asistirán setecientos médicos que se van a estar alojando, algunos con familiares, en la ciudad capital”, añadió Braillard Poccard que también adelantó que habrá dos convenciones específicas para el sector agrícola más otra juvenil que atraerá a cuatrocientos asistentes.
Acerca del turismo receptivo, el secretario correntino explicó que Asunción del Paraguay constituye el mayor mercado emisor que obligará a construir hoteles de dos o tres estrellas, especialmente cercanos a los centros de convenciones.
La provincia de Corrientes alcanzó la 21.000 plazas hoteleras que registran una ocupación promedio del 82% en cada fin de semana largo como los cuatro días feriados de mediados de octubre donde sus viajeros generaron ganancias de 360 millones de pesos en consumo de productos y servicios locales.
De acuerdo a las estadísticas oficiales, la capital correntina e Itatí fueron los dos destinos que tuvieron el 100% de las camas reservadas seguidos de los Esteros del Iberá donde la ocupación trepó al 90%.