La publicación gala citó informes confidenciales elaborados entre 2010 y 2016 donde asegurarían que la torre construida por el ingeniero civil Gustave Eiffel “está muy degradada por el óxido” sin poder ser revertido con los trabajos de pintura que ordenó el presidente Emmanuel Macron con miras a los Juegos Olímpicos de París 2024.
Visitada por más de seis millones de turistas anuales, el gobierno francés eligió volver a pintarla de dorado después que recientes tareas de mantenimiento detectaron residuos de plomo proveniente del material empleado cuando le dieron color en 1995 y que ahora se encuentra expresamente prohibido dado que es altamente tóxico.
A fines de 1889, durante la Exposición Universal de París, su creador Eiffel advirtió que "la pintura es el elemento esencial de la conservación de una obra metálica y los cuidados que se le aportan son la única garantía para su durabilidad".
Más de un siglo de después, en 2014, un grupo de especialistas opinó que “aún en el caso de presentar un estado general de la protección anticorrosión que parece bueno a simple vista, podría ser engañoso y una capa de pintura sólo incrementaría el riesgo de una pérdida total de adherencia en el sistema".
Con su capital París como imán para visitantes de los cinco continentes, el turismo en Francia alcanzaría el año próximo su plena recuperación con un crecimiento del 2,2% por encima de los niveles de 2019 cuando aún no había irrumpido la crisis económica que desató la pandemia de Covid-19.
La industria de los viajes también es una importante fuente laboral, las estadísticas galas así lo demuestran. Un reciente estudio del sector privado concluyó que el turismo le generaría a Francia unos 60.000 nuevos puestos de trabajo durante 2022 alcanzando un total de 2.800.000 empleos al sumarse a los ya existentes.