La sequía que azota a Sicilia desde principios de año ha llevado a las autoridades de Italia a declarar el estado de emergencia en la región. La situación se ve agravada por la deficiente infraestructura de agua con acueductos antiguos y fugas que no pueden satisfacer la demanda actual.

Más de un millón de personas en 93 comunidades de Sicilia se ven afectadas por restricciones al agua. En algunas zonas, el consumo se ha reducido hasta en un 45%, lo que significa cortes en el suministro durante la noche y grifos secos durante el día. Los habitantes se ven obligados a organizarse para tener agua potable durante las horas en que hay servicio.

La escasez de agua ha tenido un impacto negativo directo en el turismo, uno de los pilares de la economía siciliana. Los viajeros que ya se encuentran en la zona afectada preguntan en foros de Internetesi vale la pena continuar su estadía.

Por su parte, los hoteles les advierten a sus huéspedes sobre los problemas con el suministro y les ayudan a reubicar sus reservas en otras áreas de la isla italiana.

Las autoridades locales están trabajando para aumentar el suministro de agua potable, reparando fugas en los acueductos y buscando nuevas fuentes de agua.

El municipio está implementando medidas de ahorro como el uso de riego por goteo en la agricultura y la instalación de grifos de bajo consumo en los hogares.

La sequía en Sicilia no solo pone en riesgo la temporada turística actual, sino que también podría tener un impacto a largo plazo en la economía y el desarrollo de la región. La falta de agua potable es un problema serio que requiere soluciones tan urgentes como sostenibles.