“Queremos mostrar que Francia es mucho más que París y la Costa Azul. Nuestro país tiene una riqueza cultural y natural increíble en cada rincón”, expresó el ministro galo de turismo Jean-Baptiste Lemoyne en una conferencia en Lyon.
El programa incluye subvenciones de hasta 20.000 euros para emprendedores que desarrollen alojamientos o experiencias turísticas sostenibles en estas regiones.
Los operadores turísticos y guías locales también recibirán capacitaciones gratuitas para modernizar sus servicios y atraer nuevos perfiles de visitantes.
Los primeros resultados ya son visibles. Pueblos como Eguisheim, en Alsacia, y Gordes, en Provenza, experimentaron un aumento del 30% en reservas durante el último trimestre, con un interés creciente por actividades al aire libre y enogastronomía.
La estrategia también apunta a reducir el impacto ambiental del turismo masivo, incentivando viajes en tren y promoviendo el uso de energías renovables en las nuevas construcciones.
Según Lemoyne, este enfoque beneficia a las economías locales, también fortalece la imagen de Francia como líder en turismo sostenible.
Con una inversión inicial de cincuenta millones de euros, este proyecto posicionó a Francia como un modelo para otros países europeos que buscan equilibrar el desarrollo económico y la preservación cultural en la industria de los viajes.