Un estudio elaborado por el gobierno portugués reveló que las agencias de viaje, hoteles, locales gastronómicos y demás empresas de servicios para los viajeros necesitan cubrir unas 50.000 posiciones laborales tal como también sucede con la construcción que constituye el otro motor que mueve la reactivación luego de la crisis generada por los contagios masivos de coronavirus.
Ante esta situación, se enmendó la denominada ley de extranjeros para facilitar la inmigración y recibir más nómadas digitales, aquellos visitantes que arriban al país para trabajar en forma online desde sus computadoras para empleadores o empresas del exterior.
Esta legislación lusitana va más allá de la nacionalidad porque los portugueses también podrían adherirse a este régimen siempre que no hayan sido residentes fiscales lusitanos durante el último lustro.
En declaraciones formuladas a la agencia de noticias EFE, el presidente de la Confederación de Turismo de Portugal (CTP), Francisco Calheiros, opinó que el sector también afrontará una "coyuntura de incertidumbre económica y social".
El titular de la CTP consideró que la "continua adaptación" de la actividad turística a las cuestiones sobre sostenibilidad, los avances tecnológicos y la respuesta a las nuevas necesidades sumado a los objetivos de los turistas son otros de los retos de 2023.
"Nuestro sector continúa atento y adaptando sus ofertas y productos a los cambios que surgen a nivel de demanda", señaló el representante empresarial resaltando que el turismo aporta un 8% al Producto Bruto Interno (PBI) de Portugal.
El proyecto para edificar un nuevo aeropuerto en Lisboa ya lleva medio siglo de debate al mismo tiempo que el actual aeródromo está saturado esperando avances en 2023 siempre que se lance el proceso de privatización de la aerolínea TAP.