El denominado turismo de borrachera, popular en regiones como las Islas Baleares, preocupa a las autoridades locales debido a los problemas de convivencia y perturbaciones que genera. En respuesta a estos incidentes, el gobierno balear impondrá restricciones en los complejos hoteleros con servicios de “todo incluido”, permitiendo a los turistas consumir solo tres bebidas alcohólicas durante el almuerzo y otras tres en la cena. Esta medida afectará a destinos turísticos conocidos por su ambiente festivo, como Magaluf, Playa de Palma, El Arenal (en Mallorca) y San Antonio (en Ibiza).
El objetivo de esta política consiste en controlar el consumo excesivo de alcohol que muchas veces deriva en comportamientos desordenados y molestias a los residentes. Los turistas, especialmente los británicos, deberán adaptar sus expectativas al nuevo límite ya que la medida busca frenar el turismo de excesos que causó tensiones entre los residentes locales y los visitantes extranjeros.
La implementación de esta normativa ha sido respaldada por algunos empresarios locales, como Christian Wolf, director de CW Real Estate Ibiza, quien destacó que en España el consumo de alcohol suele ser una actividad moderada y social, en contraste con las borracheras que muchos turistas asocian con el país. Wolf subrayó la importancia de corregir la percepción errónea de que en España se promueve el consumo desmedido de alcohol.
Para garantizar el cumplimiento de esta normativa, se han establecido multas que oscilan entre los 750 y 1.500 euros para aquellos que sean declarados culpables de consumir alcohol de manera que afecte la convivencia, genere aglomeraciones o altere la tranquilidad pública. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio por recuperar el equilibrio en los destinos turísticos más afectados por el turismo de borrachera.
Además de los problemas derivados del exceso de alcohol, la masificación turística en las Islas Baleares ha generado una crisis en el mercado de la vivienda. El auge de los alquileres temporarios turísticos aumentó los precios del alquiler haciendo que muchas familias locales se vean imposibilitadas de acceder a viviendas a precios razonables. La afluencia de turistas que optan por estos alojamientos también contribuye a la saturación urbana y agrava las tensiones entre residentes y visitantes.
Con la introducción de estas restricciones, las autoridades baleares esperan mejorar la calidad de vida de los habitantes y promover un turismo más sostenible que beneficie tanto a los visitantes como a los residentes locales.
El archipiélago de las Baleares, compuesto por Mallorca, Menorca y otras islas menores, ha sido durante mucho tiempo un centro de ocio nocturno para jóvenes y celebridades internacionales.