Para tener acceso a Venecia hay que reservar online unos meses antes abonando una entrada que oscila entre los tres y diez euros por persona durante la temporada alta comprendida entre el 25 de abril y el 14 de julio. Como sucede en los trenes y aviones, si el el turista reserva con mucha antelación disminuirá el precio.
Quienes arriben a Venecia sólo por ese día deberán comprar un ticket para recorrer la ciudad vieja entre las 8,30 y las 16,30 horas locales sin límites de visitantes.
Los turistas que pernocten en Venecia no pagarán la entrada porque tendrán que solventar una tasa de 4,50 euros por una estadía que no podrá superar los cinco días. Esta exención se extenderá a residentes, trabajadores de Venecia y sus islas menores, nacidos en esta localidad, estudiantes, propietarios de inmuebles, niños menores de seis años, discapacitados y sus acompañantes o quienes acudan a sus hospitales.
Las autoridades confirmaron que tampoco pagan los residentes en la región del Veneto, asistentes a eventos deportivos, administradores públicos, autoridades en misión, voluntarios de emergencias o las Fuerzas Armadas.
Con apenas 414 kilómetros cuadrados, Venecia sufre la erosión de sus constantes inundaciones y el incremento del nivel del mar, dos peligros naturales a los que se añaden la contaminación de sus innumerables turistas, la gran mayoría del tipo golondrina porque no pernoctan ya que no llegan a quedarse ni veinticuatro horas.
“Se trata de un método seguramente complejo, ,que no obtendrá aplausos inmediatamente ni consenso electoral, pero pondrá una piedra en el modelo turístico del futuro”, sostuvo el concejal de turismo, Simone Venturini.
Al sentarse a la mesa, Venecia ofrece platos típicos como las gambas; calamares, cangrejos de Murano y sardinas más el carpaccio con queso parmesano, el higado a la veneciana, el arróz a la pescadora y el mandolato que consiste en un turrón crujiente con almendras que la posicionan como un referente del turismo gastronómico.
La bebida más característica de la ciudad es el spritz, un refresco con alcohol, muy tradicional de la zona del Véneto. Se toma acompañado de bitter. También es habitual disfrutar del crodino, un trago sin alcohol; el espumante prosecco y el bussulai a base de canela o el licor sgroppino con sorbete de limón, vodka y prosecco.