El salar de Antofalla se erige como uno de los destinos turísticos más relevantes de la puna catamarqueña que forma parte de la región de Antofagasta de la Sierra a la que sólo se llega mediante vehículos de tracción 4x4.
Parte de su encanto natural reside en situarse a los pies del volcán de Antofalla -que todavía sigue activo- y a veinticinco kilómetros de la localidad homónima.
Con 150 kilómetros de largo por 12 de ancho, es un destino desértico con clima árido sin vegetación.
El pueblo más cercano es Antofalla, una comunidad indígena Kolla liderada por un cacique y en la que vive medio centenar de personas.
Este destino funciona como base para visitar el salar ya que cuenta con una oferta reducida de casas para turistas. Además, la lagunas Ojos de Campo son géiseres apagados de agua salada con distintas tonalidades azules, verdes y anaranjadas, además de las termas Botijuelas donde la temperatura de las aguas llegan a los cuarenta grados.
Fuente generadora de empleo, el turismo catamarqueño tuvo un 20% de aumento interanual de la mano de obra registrada en gastronomía y hotelería en la provincia. La oferta también creció en materia de conectividad aérea. Aunque este punto aun necesita crecer para acompañar la demanda, la frecuencia área en el trayecto Buenos Aires-Catamarca se incrementó en 2023 un 57%, pasando de siete a once vuelos semanales.
Los datos relevados por la Dirección de Calidad Turística exhibieron que el tránsito vía aérea tuvo una evolución interanual del 67% con 29.115 pasajeros en los primeros diez meses del año.
La ocupación hotelera (OH), uno de los parámetros principales para medir la demanda sigue en alza alcanzando un promedio anual del 72% a nivel provincial.
La provincia de Catamarca fue elegida como sede de la segunda edición del Foro Regional de Turismo que se realizará en septiembre de 2024 con la participación de funcionarios públicos más referentes del sector empresarial privado local como de Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero y Tucumán.