Luego de 18 meses de prohibiciones para entrar y salir del país, finalmente cerca de 14 millones de australianos provenientes de Victoria, Nueva Gales del Sur y Canberra podrán regresar o abandonar el territorio.
Las nuevas habilitaciones fueron comunicadas como consecuencia a que más del 80% de la población mayor de 16 años de dichas localidades fue vacunada contra COVID-19.
Según datos aportados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, alrededor de 47.000 personas australianas y residentes permanentes podrán regresar a la región desde otros países.
Sin embargo, los turistas que tienen autorizada la entrada son pocos. Por el momento podrán ingresar los visitantes vacunados provenientes de Nueva Zelanda, mientras que el resto deberá esperar a que el gobierno australiano disponga una fecha para su llegada.
"Una vez que se realicen los cambios en noviembre, se eliminarán las actuales restricciones a los viajes al extranjero relacionadas con la COVID-19 y trabajaremos para que algunos países, como Nueva Zelanda, puedan viajar completamente libres de cuarentena, cuando sea seguro hacerlo", había anunciado Scott Morrison, primer ministro de Australia, a comienzos de octubre.
En este marco, llegará a Sydney el primer vuelo proveniente de Los Ángeles, operado por la aerolínea australiana Qantas, convirtiéndose en el primer viaje con pasajeros australianos vacunados que no deberán someterse a una cuarentena obligatoria cuando vuelvan a su país de origen. Sin embargo, quienes no cuentan con esquema vacunación completo sí deberán realizar el aislamiento, mientras que todos los viajeros deberán presentar una prueba negativa de detección de coronavirus antes de embarcar.
El sector aéreo fue uno de los más perjudicados en Australia, las aerolíneas locales debieron reducir todas sus operaciones internacionales desde marzo de 2020. Además, la mayoría de las compañías extranjeras suspendieron en su totalidad los vuelos a este destino, debido a que el gobierno había limitado el número de pasajeros que podían ingresar al país.
Con estas nuevas flexibilizaciones y la posibilidad de que las autoridades australianas anuncien otras habilitaciones en un futuro cercano, la región comenzó a encaminarse hacia la nueva normalidad.