En la semana de reapertura total de las fronteras neozelandesas, el titular de la cartera nacional tuvo un rapto de honestidad brutal al señalar que no tiene vergüenza en admitir que se enfocará en captar turistas ricos ya que generan mayores ingresos por consumos de productos y servicios locales.
"No buscamos mochileros, son bienvenidos pero nosotros nos centraremos en los turistas que viajan en clase business, alquilan un helicóptero o van a restaurantes de lujo", sostuvo el ministro de Nueva Zelanda haciendo apología de los gastadores cuyos detractores los señalan como el público que produciría una mayor huella ambiental.
Docente de la Universidad de Otago, James Higham alertó sobre el peligro que implica la propuesta ministerial porque perjudicaría a Nueva Zelanda debido a que “los grandes gastadores suelen ser quienes más dañan el entorno natural".
Especialista en turismo sostenible y cuidado medioambiental, el docente Higham contradijo al ministro neocelandés añadiendo que “frecuentemente gente muy rica destruye el planeta en un proceso que daña los destinos que visitan” produciendo más CO2.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) define el turismo sostenible como aquel que “tiene en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, la industria, el entorno y las comunidades anfitrionas”.
Entre las actividades centrales del turismo sostenible se encuentran el uso medido del agua; reutilizar el papel; reducir la producción de residuos; proteger la flora y fauna; respetar a la comunidad local; economizar energía; contribuir con la economía del lugar comprando sus productos y servicios, denunciar toda explotación infantil y cuidar el patrimonio arqueológico, artístico y cultural.
Previo a la irrupción de la pandemia de Covid-19, el turismo le aportaba a Nueva Zelanda un 9% de su Producto Bruto Interno (PBI), un porcentaje que arañaba los dos dígitos como suele suceder en las potencias europeas a las que ahora intenta igualar desde que Oceanía reabrió sus fronteras al levantar sus férreas restricciones sanitarias.